Por: andreseliascom
En Argentina, una encuesta revelada hace poco, ubicaba a Malena Massa, esposa de Sergio Massa como la esposa de los candidatos presidenciables peor evaluada. Por otro lado la misma encuesta ubica a la esposa de Mauricio Macri como la más desconocida. Una hipotética medición realizada en el resto de Latinoamérica, ubicaría a la mayoría de las esposas de los políticos junto a la de Macri: en el campo de las desconocidas.
La competencia política tiene muchos matices y se la disputa en varios campos de batalla. Las esposas de los políticos cumplen un papel de vital importancia en cualquier contienda. El rol de la mujer en la política ha adquirido nuevas dimensiones. La mujer ha entrado a la política y ha generado un cambio en toda la sociedad, tal como lo explica Jaime Durán Barba en “Mujeres, sexualidad, internet y política”.
La primera dama
En algún momento, después de 1849, en Estados Unidos el título de primera dama, empezó a ser utilizado por primera vez. Desde los círculos sociales de Washington se empezó a extender a todo el hemisferio occidental.
Desde aquel lejano 1849 hasta la actualidad, la visibilidad de la mujer ha ganado espacio en la política, pero parece haber perdido terreno en la vida de sus maridos. En México, los políticos, salvo ciertas excepciones, son reacios a mostrar en redes sociales o actos públicos a sus mujeres. Las esposas son las grandes ausentes de las actividades públicas de sus maridos. Su participación en labores de carácter humanitario o de caridad es muy escasa, y cuando se participa de ellas, mal comunicada.
A diferencia de Estados Unidos donde las primeras damas toman un rol activo en realizar campañas de apoyo al presidente a través del abanderamiento de causas. En caso de Michelle Obama es la nutrición infantil. En México, la esposa del primer mandatario ha contribuido a la mala imagen que mantiene Peña Nieto, escándalos como el de “La Casa Blanca” afectaron no solo la imagen de la actriz sino la de su esposo. Por consejo de sus asesores o cálculo político, la actriz Angélica Rivera ha sido relegada a dar declaraciones ocasionalmente.
Este caso sintetiza cómo la esposa de un Presidente puede ayudar o destruir la carrera de un político.
Gobernadores bajo la mira
Realicé una labor de investigación entre los cinco gobernadores más importantes de México para observar la actuación de sus mujeres en la carrera de sus maridos. Como resultado encontré muy poco que evaluar ya que existe poco o nula exposición de las mujeres de estos políticos en actos públicos o abanderamiento de causas.
En conclusión las mujeres de los políticos pueden ser una pieza clave en las aspiraciones políticas de sus esposos. Pese a que muchas puedan tener resistencia de meterse en la arena política, el juego comunicacional debe entenderse rápidamente.
Las mujeres de los gobernantes actúan como embajadoras de sus esposos, ya sea por medio del involucramiento en causas humanitarias, participando de actividades de gestión o de selfies con los ciudadanos, las primeras damas pueden ayudar a formar una imagen favorable de su esposo.
Las mujeres cuando tienen llegada a la gente, ocasionan que cuando pidan un voto de confianza por su marido, este resuene duro. Además ayudan a humanizar al gobernante por medio del storytelling de la pareja.
Ni por utilitarismo, ni a modo de piezas políticas las mujeres jamás deben ser utilizadas. Deben exponerse en la carrera de sus maridos porque un matrimonio es exponer una familia. En la mayoría de países de América Latina donde ha sido evaluado los aspectos más importantes de las personas, aparece en primer lugar, la familia. Es momento de proyectar la imagen del político o política que se apoya en su familia para este difícil trabajo.
La familia representa los valores culturales de la mayoría de nuestras naciones.
* En el 2010 las mujeres ocupaban todavía el 16 por ciento de los escaños en parlamentos nacionales, y solo 19 países han alcanzado la meta del 30 por ciento establecido por las Naciones Unidas. Todavía hay algunos estados en el mundo en los que las mujeres ni siquiera pueden ejercer el derecho al voto pese a ser supuestos países democráticos, y por lo tanto ellas, no pueden participar en la vida política como diputadas o en gobiernos.
A finales del año 2005 las mujeres jefas de Estado solo representaban el 5 por ciento a nivel mundial, ninguna de ellas además se prestó para dirigir un sistema dictatorial, todas han sido elegidas en regímenes democráticos.
La sociología apunta a que es bastante probable que todavía en algunos países existan barreras socioculturales fuertes sujetas a condicionamientos históricos.
